jueves, 16 de diciembre de 2010

Pesadilla

Y cuando aquella última gota de inspiración pasa a formar parte de aquel vaho en el que te resguardas de aquella imagen surcada en lágrimas.


¿Qué te asusta más?


Es la imagen desgarrada por el dolor que escode el cristal. O quizás los gritos de tormento que pretendes camuflar tras tu propio lamento.

Tirada sobre las baldosas húmedas, abatida y desalentada, aferrada a tus oidos tratando de protegerlos de tales estruendos. Aquella voz cálida y reconfortante como aun buscaba recordarla...

¿Por qué aquello?¿Por qué ahora?

Con la espalda apoyada en la puerta golpeada por aquellas manos de las que aun recuerdas las caricias, su llanto se unió al alboroto, parecía interminable, chillidos de lamendo, alaridos de dolor, el zumbido de la puerta, el vaho, ahora niebla que impedia ver más allá de aquella situación insoportable.

Y a un ápice de la más pura desesperación por fin, abró los ojos lejanos que aquel horrible sueño.

Al fin, una noche menos.

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